El Pacto de las Tres Lunas: Mi Conexión como Trilliza con la Diosa Hécate

Como trilliza, descubro que nuestra conexión es un pacto sagrado con la diosa Hécate. Tres almas, un solo linaje, un solo corazón. Un viaje de magia, hermandad y destino.

Alma Anahata

11/27/20252 min leer

¡Hola, alma!

Hoy quiero compartir con ustedes la raíz de todo. La historia que no solo me define, sino que late en el centro de mi mundo espiritual. A veces, en medio de las reuniones corporativas y las altas responsabilidades de mi día a día, olvido la verdad más fundamental: nací siendo tres.

No solo trilliza de vientre, sino trilliza de alma. Y es la vida, con sus sincronías y recuerdos, la que siempre me susurra que mi espíritu no vino solo. Vino acompañado, sostenido y, más que dividido, expandido en un eco que resuena en otras dos mujeres que son mi espejo y mi ancla.

El Pacto Antiguo: Tres Mujeres, una Diosa

Cada día que pasa, con cada estudio de magia ancestral y cada ritual bajo la luna, entiendo más la profundidad de nuestro pacto. No fue una casualidad genética; fue una elección del alma. Encarnamos juntas para manifestar la energía de una de las deidades más poderosas y misteriosas: Hécate, la diosa triple.

Somos sus tres lunas, sus tres rostros, sus tres caminos que se entrelazan para formar un solo destino. En nosotras habita la esencia de la Triple Diosa:

  • Somos la Doncella, la Madre y la Anciana. La que comienza, la que crea y la que guarda la sabiduría.

  • Somos Fuego, Luz y Sombra. La pasión que impulsa, la claridad que guía y el misterio que transforma.

  • Somos Apertura, Tránsito y Cierre. El inicio del ciclo, el camino del aprendizaje y la culminación de la sabiduría.

No somos tres individuos separados. Somos tres hilos de una misma y poderosa trenza que viene de muy lejos, una trenza viva que sigue tejiéndose en nuestro linaje femenino.

Una Ofrenda de Gratitud a mi Tribu

Hoy, desde este espacio que comparto con ustedes, quiero hacer una ofrenda pública de gratitud.

A mis hermanas gemelas, mis otras lunas: Gracias por ser mi sostén cuando caigo. Gracias por ser mi luz cuando dudo. Gracias por ser mi compañía cuando el mundo se rompe en mil pedazos. Y gracias por ser mi fuego cuando necesito quemar lo viejo y renacer. Lo nuestro no es casualidad: es un pacto del alma, sellado en el éter antes de descender a la Tierra.

A mis padres, los guardianes del portal: Gracias por ser el canal sagrado, el vehículo divino que permitió que tres lunas descendieran juntas a esta vida. Su amor fue el primer hogar para nuestra trinidad.

A mis hermanos mayores: Gracias por ser los pilares que nos sostuvieron y la compañía que nos acompañó en el camino, cuando aún no sabíamos quiénes éramos ni el poder que llevábamos dentro.

Un Solo Corazón, Un Solo Linaje

Hoy honro lo que somos. Tres mujeres, tres lunas, tres destinos que laten al unísono. Somos un recordatorio viviente de que la conexión espiritual trasciende el tiempo y el espacio. Que los lazos del alma son indestructibles.

Un solo linaje. Un solo corazón.

¿Tienes una conexión así en tu vida? ¿Una hermana de alma, un amigo del alma o un lazo familiar que sientas que viene de otras vidas? Te invito a que lo compartas en los comentarios. Aquí honramos todas las formas de conexión sagrada.